El monte Nebo es un pico de 817 metros situado en la frontera entre Jordania e Israel. En estas alturas en el oeste del Jordán, se observa Jerusalén en un día claro.
La historia bíblica del último capítulo de Deuteronomio, narra cómo Moisés, después de atravesar el desierto desde Egipto con los israelitas, vio la Tierra Prometida desde la cima de la montaña antes de morir.
Basílica de Moisés
En el siglo III se construyó en ese monte una Basílica que se llama desde entonces la Basílica de Moisés. La cual tiene tres ábsides y fue ampliada y decorada con infinidad de mosaicos en la época bizantina. Ya en esa época, Égérie, una peregrina de Egipto, visitó el santuario y sus impresiones impulsaron algunas expediciones francesas en el siglo XIX.
Por algún motivo, mientras que los mosaicos de las bóvedas se mantuvieron, los mosaicos del suelo se cubrieron con losas de granito, y así estuvieron, tapados, pero protegidos durante 1400 años.
Fue en el siglo XX en los años 70 cuando los franciscanos reedificaron la iglesia que descubrieron los mosaicos, recuperándolos para su contemplación.