Tierra Santa es la tierra de Jesús, la tierra que vio nacer, crecer, predicar,
morir y resucitar al Hijo de Dios. Es la geografía de la salvación, los lugares
que fueron testigos del origen de nuestra fe.
Vivir los días de la Semana
Santa y la Pascua "in situ", en la tierra donde tuvieron lugar los hechos más
importantes de nuestra fe, pisando los mismos sitios que Jesús pisó durante los
últimos días antes de su muerte, meditando y celebrando cada uno de sus pasos
hasta el Calvario, es una experiencia de fe inolvidable y profunda. Visitar el
Lago Tiberíades, donde el Señor se encontró con sus discípulos una vez
resucitado, es un tiempo de gracia irrepetible.
La Semana Santa católica
inicia con el Domingo de Ramos, con la tradicional bendición y procesión de las
Palmas, luego, son también celebrados, el Jueves Santo, que conmemora la Última
Cena y los momentos previos al apresamiento de Jesús, el Viernes Santo, día de
la crucifixión de Jesús, quién debió ir con la cruz a cuestas a lo largo de lo
que hoy se conoce como la Vía Dolorosa, en la que están marcadas las estaciones
del Viacrucis y el Domingo de Pascua, que celebra la resurrección del Señor, la
victoria sobre la muerte, pudiendo ser testigos de que el Sepulcro está vacío,
que Cristo ha resucitado.
Israel se prepara para recibir a miles de
cristianos que tienen previsto celebrar la más importante de las fiestas del
año, tanto en Jerusalén como en otros lugares descritos en el Nuevo Testamento.