EL Beato Bartolo Longo, ferviente devoto de la Virgen María, es el iniciador del Culto bajo la advocación de la Virgen del Rosario de Pompeya. La historia refiere que a comienzos del siglo XIX, cuando se descubrieron las ruinas de la legendaria y fastuosa ciudad de Pompeya, sepultada por la erupción del Vesubio, varias familias de campesinos levantaron una humilde capilla. En 1872 llegó al lugar Bartolo Longo, abogado de la Condesa Fusco, dueña de esas tierras. Una noche Longo vio en sueño a un amigo muerto años atrás que le dijo "Salva a esta gente, Bartolo; propaga el Rosario, haz que recen a María, que ella promete la Salvación". Este hecho marco a Bartolo como impulsor incansable para levantar la majestuosa Iglesia que hoy admiramos, que fue solemnemente consagrada el 8 de mayo de 1891 y al cual acuden miles de agradecidos devotos.